Es tiempo de comidas navideñas y pasamos más tiempo en la cocina preparando y cocinando platos para disfrutar en familia y con los amigos.
Por lo que tener previsión de los alimentos que necesitaremos y las cantidades, nos ayudará a elaborar un menú y realizar una compra ajustado a las necesidades, con el fin de evitar el desperdicio alimentario.
En este sentido, conocer cómo llevar a cabo una buena conservación de los alimentos, tanto en frío como en caliente, nos permitirá prologar la vida útil de los mismos, consiguiendo paralizar o retrasar la aparición o crecimiento de microorganismos y preservar sus características organolépticas.
En el post de hoy os hablaremos de cómo realizar una buena conservación y almacenamiento de los alimentos y cómo aprovechar las sobras para crear nuevos platos saludables y apetitosos.
¿Qué debemos tener en cuenta en el almacenamiento de los alimentos?
Una vez realicemos la compra de todos los alimentos, tenemos que almacenar rápidamente los alimentos para evitar cualquier tipo de alteración química o microbiológica.
Para ello, los tendremos que almacenarlos según el sistema FIFO (first in, first out) o de rotación de stocks.
Se trata de un procedimiento para evitar que los productos caduquen: colocaremos los productos que acabemos de comprar en el fondo trayendo al frente aquellos con la caducidad más próxima.
Por tanto, será importante tener en cuenta la fecha de caducidad o de consumo preferente.
Otro aspecto importante, principalmente en refrigeración y congelación, será evitar el contacto entre alimentos crudos y las comidas preparadas, y así prevenir la contaminación cruzada.
¿Cómo se realiza una buena conservación de los alimentos por calor?
Diversas técnicas culinarias que empleamos en el hogar, como la cocción o la ebullición (paso de líquido a gas con una temperatura superior a 100ºC) garantizan la muerte de gran parte de los microorganismos por las altas temperaturas y la consecuente destrucción de la célula.
Además, esto también favorecerá modificar sus propiedades, haciendo el alimento más llamativo y digestible para el consumidor.
Por tanto, si decides cocinar en estas fiestas navideñas, las carnes, los pescados o los huevos, a la plancha, al horno o al microondas, tendrás que cocinarlos a altas temperaturas. Sería conveniente unos 70ºC, ya que estos alimentos son las más susceptibles a contaminarse.
Si quieres saber más sobre la acción del calor de la destrucción de los microorganismos lee nuestro post.
¿Qué ocurre en la conservación de los alimentos por frío?
El frío se utiliza para almacenar gran variedad de alimentos crudos, cocinados y, por supuesto, los congelados y ultracongelados.
Las bajas temperaturas ocasionan la disminución de la velocidad de multiplicación de las bacterias, pero no provocan su destrucción.
La conservación de los alimentos en nevera, a una temperatura de refrigeración entre 0-5ºC, permite almacenar los alimentos perecederos (carnes, pescados, huevos) en un período breve para conservar sus cualidades organolépticas y nutricionales.
Pero a esta temperatura, los microrganismos, no se destruyen, sino que disminuye su actividad. Esta técnica será más adecuada para aquellos alimentos que tengamos que cocinar de un día para otro.
En el caso de la conservación de los alimentos congelados (<18ºC), se trata de una técnica que conserva a los alimentos, ya que detiene las reacciones enzimáticas y el crecimiento microbiano.
Sin embargo, en los alimentos crudos no destruye los microorganismos o parásitos, salvo excepciones como el anisakis, sino que paran de crecer hasta que vuelvan a subirse las temperaturas.
Pero, la congelación puede ser una gran aliada estas Navidades si cocinamos raciones de más, ya que al conservar los platos preparados en congelación se conservan todas las propiedades.
Si quieres saber más sobre la acción del frío en la supervivencia de los microorganismos lee nuestro post.
¿Qué otras técnicas de conservación de los alimentos se pueden emplear?
Las fiestas navideñas pueden ser una buena oportunidad para preparar platos nuevos y poner en práctica nuevas técnicas de conservación.
El objetivo es añadir sustancias que modifican químicamente el alimento para mejorar sus características organolépticas e impedir el crecimiento bacteriano. Ejemplo de ello sería el salazón, el ahumado o la acidificación.
Por último, ¿Cómo aprovechar las sobras para crear nuevos platos saludables y apetitosos?
Os dejamos unas infografías donde os damos algunas recetas para aprovechar las sobras de vuestros platos navideños: adjuntar las infografías.
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